Muyhumanos, muy divinos (XVIII): Libertad interior, Es muy hermoso —y tiene su gracia— el diálogo que entabla con el Señor el profeta Jeremías (Jr 1,5-8). Pocos profetas sufrieron tanto como él por hacer presente la
Elprecio de cada cristiano es la Sangre redentora de Nuestro Señor, que nos quiere —insisto— muy humanos y muy divinos, con el empeño diario de imitarle a El, que es perfectus Deus, perfectus homo. Amigos de Dios, 75. . 178 429 288 232 329 397 274 73